31 ene 2009
Los ojos
Sobre la colina
30 ene 2009
Lagrimas de dolor
Una noche de dolor
Las estrellas brillaban aquella noche oscura y la luna, roja como la sangre, junto a ellas. Dos amantes enfrentados. El odio y el amor los atraía y repelía sin cesar. Tan diferentes, tan iguales. Espada contra espada, atacaban sin censar. Estocadas, envistes, fintas. Cuando la espada de él atravesó el frágil cuerpo de ella lagrimas brotaban de los ojos de ambos. La abrazo con cuidado y la dejo en el suelo.
-Es lo mejor para los dos-dijo ella-Y lo sabes
Murió con una dulce sonrisa en los labios. Un grito de dolor desgarro la tranquilidad de la noche. Las estrellas brillaban y una luna, roja como la sangre, junto a ellas.
29 ene 2009
Segunda parte
-Basta por favor-pidió él-Si sigues así me voy a correr.
Ella paro con una sonrisa picara. Se sentó encima de la erección de él, pero sin que llegara a penetrarla y comenzó a moverse lentamente adelante y atrás. Cada vez que el pene de él rozaba su clítoris ella gemía de placer. Una humedad constante fue creciendo en su interior. A su vez la erección de él también fue creciendo. Continuo moviéndose, él coloco sus manos sobre los pechos de ella y comenzó a juguetear con ellos. Él comenzó a gemir lentamente, y una mirada en su rostro le dijo a ella que iba a correrse, pero ella continúo haciendo esto. Acto seguido él se corrió.
-¿Ya estas contenta?-Pregunto entre exasperado y excitado.
Ella no contesto solo volvió a sonreírle de manera picara y comenzó a masturbarle. Una erección creció rápidamente y ella contenta se sentó sobre ella. Introdujo lentamente el pene de él, disfrutando de cada roce. El rostro de él mostro una excitación impresiónate., fue sintiendo poco a poco como se introducía lentamente. Ella empezó a moverse lentamente. Los dos disfrutaban, pero él no duro mucho. Ella decepcionada, pues no había llegado al orgasmo, se tendió a su lado. Él comprendió lo ocurrido y comenzó a besarla por el cuello lentamente. Fue bajando lentamente besando la clavícula, un pecho, el ombligo… cuando llego a los bajos fondos comenzó a lamer lentamente el clítoris en círculos. Ella sentía que se volvía loca de placer. Luego a la vez que lamia comenzó a introducir un dedo lentamente por su vagina. En cuanto comenzó a hacer esto ella comenzó a gritar de placer, pronto vino el orgasmo y todo termino. Él volvió a abrazarla como la última vez.
-Te quiero-dijo ella aun jadeando
-Yo también te quiero.
La huida
28 ene 2009
Primera parte
Sus labios buscaron los de ella desesperadamente. Ansiaba poseerla y tomarla allí mismo, que fuera toda suya y ella no estaba dispuesta a rechazarlo, pues lo deseaba tanto o más que él. Al mismo tiempo que la besaba, las manos de él, comenzaron a recorrer cada rasgo del cuerpo de ella. Siguió bajando y cuando llego al punto indicado acaricio lentamente. Comenzó a tocar suavemente la zona. Por cada caricia de él, un gemido de placer salía de ella. Cuando por fin estaba alcanzando el clímax paro repentinamente. Ella lo miro con rostro suplicante pidiéndole que continuara, pero él la ignoro. La empujo suavemente hasta la cama, se tumbo encima de ella y comenzó a masturbarla de nuevo, siempre por encima de la ropa. Ella comenzó a gemir con más intensidad y él volvió a parar. Ella le miro exasperada, pidiéndole que no parara, pero él volvió a ignorarla. Se sentó encima de las caderas de ella y comenzó a quitarle la sudadera y la camiseta. La respiración de ella era agitada y un suspiro salía de su boca cada vez que él la rozaba al desvestirla. Después él arranco el sujetador ya impaciente y los preciosos senos de ella quedaron al descubierto. Él acerco lentamente sus labios a unos de los pezones de ella. Comenzó a acariarlo con la lengua, mientras hacía lo mismo con el otro con una mano. Ella, ya demasiado excitada comenzó a quitarle la ropa desesperadamente. Él la dejo hacer, pero cuando termino de desvestirle volvió a inmovilizarla. Le quito los pantalones lentamente a la vez que besaba sus largas piernas. Volvió a subir y comenzó a besar y a juguetear con la lengua por encima del pequeño tanga que ella llevaba. Se lo termino por quitar. Ella estaba tumbada ante él totalmente desnuda. Él sobre ella, pero sin llegar a tocarla. Él tenía ya una erección considerable y ella la anhelaba. Él acerco lentamente su pene hacia la vagina de ella, ya totalmente húmeda. Cuando ella ya esperaba la penetración, él comenzó a acariciar el clítoris de ella con su propio pene. El placer que los recorrió fue indescriptible. Continúo haciendo esto, y cuando ella ya no lo esperaba, la penetro bruscamente. Un largo gemido de sorpresa y placer salió de los labios de ella. Él comenzó a penetrarla lentamente, con suavidad. Despacio, disfrutando de cada movimiento. Poco a poco la velocidad y la fuerza de las envestidas fue aumentado, también el placer de ambos. La excitación de él creció y comenzó a sentir que llegaba al clímax de la situación, pero el rostro de ella exigía un poco más. Continuo penetrándola cada vez más rápido. En la garganta de ella comenzaron a surgir pequeños gemidos, que se convirtieron rápidamente en gritos de placer. Esto continúo unos momentos con los dos con un orgasmo. Disfrutaron de los últimos momentos hasta que él no pudo más, y cayo rendido sobre ella. Las dos intentaron relajar su respiración. Él se aparto de encima de ella la puso de espaldas a él y la abrazo por la cintura.
-¿Te ha gustado?-pregunto él
-¿Cómo no iba a gustarme?-dijo ella- ha sido impresionante.
Él sonrió la beso la nuca, agarro con más fuerza su cintura y cayó en un sueño profundo. Ella también termino por dormir con una sonrisa en los labios.
Una vida por la del mundo
27 ene 2009
Historias que terminan
La brisa soplaba lentamente aquella calida tarde de verano. Los pájaros cantaban en los árboles, los parques y piscinas estaban llenos de familias felices que disfrutaban del verano, y en cada rincón se respiraba paz y felicidad. Una muchacha solitaria miraba el agua de un estanque sentaba bajo un sauce llorón. Tenía un pequeño cuaderno donde escribía sus pensamientos y un mp3 con música variada para escuchar al mismo tiempo. Normalmente solía escribir historias de fantasía. Historias donde caballeros valientes salvaban a su dama de las garras de un dragón. Historias donde un pequeño vampiro se enfrentaba contra un despiadado licántropo. Historias donde una joven elfa estudiaba magia para salvar su reino. Historias donde lo imposible era posible. Historias donde la fantasía se hacía realidad a cada instante. Donde cualquier ser o criatura podía existir. Historias de tiempos pasados. Historias de tiempos futuros. Historias donde sobre todo no había realidad alguna conocida. Es decir historias donde todo era pura fantasía e imaginación. Donde todo lo que ocurría era totalmente irreal. Le solía gustar escribir aquel tipo de historias. La gente la felicitaba por su imaginación. Pero estaba harta de tanta fantasía. Escribiera lo que escribiera siempre había alguien que había escrito algo parecido. La imaginación se le escapaba lentamente, y cada vez que intentaba pensar no conseguía más que unos míseros relatos cortos. Aquella tarde de verano se planteaba muy seriamente el que hacer. No podía escribir más sobre fantasías sin sentido, le encantaban aquellas historias, pero sabía que jamás ocurrirían en la vida real. Por eso aquella tarde se dedico a hacer algo diferente. Escribiría sobre la vida, sobre lo que ocurría a su alrededor. Esto pensaba mientras un muchacho joven se le acercaba por detrás. Se sentó al lado de ella y la rodeo con sus brazos. Ella le dijo lo que había decidido hacer y el la pregunto que porque. Ella contesto:
-La fantasía se ha terminado, porque la realidad a tu lado es mil veces mejor que cualquier cuento de hadas.