Bienvenidos sean los visitantes a los parajes lejanos de mi imaginación, sentiros bien recibidos tanto a comenta como a visitar y leer todos y cada una de las historias. O siemplemente pasar para decir hola o pasar por pasar. Y si podeis pasaros por EL ALMACEN DE TAP-S, una pequeña ayuda para que esta escritora se gane la vida. GRACIAS

12 ago 2009

Amargo Despertar

Se fue despertando lentamente, y sin llegar a abrir los ojos, intento recordar donde estaba. Sintió unos brazos rodeándola, y una respiración profunda chocando contra su nuca. Sonrió y se acurruco más contra él. Llevaba una semana sin dormir bien, pero en cuanto él se encontraba a su lado, y velaba su sueño, siempre dormía de manera profunda y reparadora. Se sentía segura junto a él, y todos sus males se marchaban. Se dio la vuelta y se acurruco más contra él, que semidormido la rodeo con sus brazos y la atrajo hacia sí. Permanecieron así, hasta que el despertador empezó a sonar, él estiro un brazo por encima de ella y lo apago.

-Buenos días guapo.

-Buenos días preciosa. ¿As dormido bien?

-Siempre que duermo contigo duermo bien, ni que lo supieras ¿Y tú?

-Más bien poco, ya sabes que adoro mirarte dormida.

-Oh! De verdad que hombre… deberías haber dormido, que hoy curras.

-Puff, no me lo recuerdes…

Ella hizo amago de levantarse de la cama pero él la atrajo hacía sí y la beso con pasión, ella correspondió. Una risa cantaría escapo de sus labios.

-Venga dormilón- dijo apartándole- tenemos que levantarnos.

-No quiero- dijo él con voz de niño caprichoso- quiero estar todo el día contigo.

-Ya estuviste ayer el día entero conmigo Jack, hoy tienes que ir a trabajar.

-Ya, pero mañana te marchas otra vez. Cada vez pasas más tiempo sin volver a casa.

-Yo no tengo la culpa y tú lo sabes, mi trabajo no me permite quedarme mucho tiempo en casa.

-Ya, y tu trabajo es más importante que estar conmigo-dijo él levantándose.

-Yo nunca he dicho eso.

-Ya pero a veces lo parece.

Él se vistió y se marcho hacia la puerta sin mirarla.

-¿A dónde vas?

-Al trabajo

-¿Sin desayunar?

-No tengo hambre.

Y tras esto cerró la puerta de un golpe. Ella se quedo, sentada en la cama, llorando amargamente.

10 ago 2009

No la amo

Un gemido de placer escapa de su cuerpo. Besa mis labios una vez más y se tiende a mi lado exhausta. Contemplo su cuerpo desnudo, admirando sus curvas y su sedosa piel. Su pelo negro, revuelto sobre la almohada, la hace parecer más pálida si es posible. Sus ojos castaños me miran sensualmente, y sus labios rojos era una clara invitación a besarla. Es hermosa, tan hermosa... Pero yo no la amo. Simplemente es el consuelo de mis noches solitarias. Cada noche aparece ante mi puerta. Me besa, me acaricia, me hace un hombre. Es tan hermosa, es preciosa, como su misma alma. Pero yo no la amo. Ella si me ama, lo sé. Sus ojos me contemplan con toda la ternura del mundo. Sus labios acarician mi cuerpo con pasión y amor. Pero yo no la amo. Y ella lo sabe. Lo sabe porque después de hacer el amor siempre miro el techo imaginando que eres tu y no ella quien duerme a mi lado. Lo sabe porque susurro tu nombre a su oído. Lo sabe porque cuando recuerdo quien es la aparto y lloro por tu ausencia. Lo sabe por mis desprecios. Pero aun así ella me ama. Pero yo no, no la amo. Es a ti a quien quiero mi amor.

Hoy estoy muy contenta porque cuando me he metido esta mañana me he dado cuenta de que las visitas de mi blog ya superan las 5000 y la verdad os quiero agradecer vuestra fidelidad y apoyo! Muchos besos y muchas gracias a todos.

9 ago 2009

La noche de San Juan

Bueno esta historia es de hace casi 2 meses, pero esq no había conseguido terminarla y esta tarde con mucho esfuerzo ya esta lista... no es una genialidad pero espero que os guste.

Los grillos comenzaron a cantar, en la cálida noche de verano. La magia de la noche de San Juan comenzaba a palparse en el ambiente. Escuchaba risas en la calle, desde mi habitación. Me vestí deprisa, y sin arreglarme mucho, pues ya llegaba tarde a la playa, y me quedaban cosas por hacer. Todas mis amigas corrían nerviosas por los pasillos del apartamento pidiendo unas a otras rallas de ojos, pantalones, camisetas, y accesorios varios. Me asome a la terraza y contemple los últimos rallos de sol con una sonrisa dibujada en los labios. Sabía que la noche se aventuraba mágica y especial, y estaba ansiosa por que comenzara. Cuando todas estuvimos preparadas comenzamos a escribir los deseos. Cortamos unos pequeños trozos de papel, y en ellos escribimos cada una nuestro deseo, con mucho cuidado de que ninguna de las otras lo leyeran. Salimos deprisa a la calle, buscando como locas flores por algún jardín. La tradición dice que la flor debe ser robada de un jardín, y nosotras estábamos dispuestas a cumplirla. Por fin es un pequeño jardín encontramos una gran planta con montones de pequeñas flores violetas. Cogimos una cada una y salimos corriendo hacia la playa. Cuando llegamos donde habíamos quedado los chicos ya comenzaban a apilar los tablones y troncos para hacer la hoguera. Nos recibieron con risas y quejas por nuestra tardanza. La noche comenzó con risas y juegos. Pusimos música y nos sentamos en la arena. Prendimos la hoguera y las llamas lamieron con avidez los tablones. Sentada en la playa observando las llamas que chisporroteaban creando una melodía en sintonía con las olas del mar. Dieron las doce, y era el turno de la magia de San Juan. Todos corrimos hacia el mar, entre risas y empujones. Nos dispusimos a saltar las 12 olas. Nos cogimos de la mano y saltamos las olas una detrás de otra, calándonos hasta los huesos. Por último tiramos la flor al mar y no marchamos hacia la hoguera. Todos con nuestro deseo en la mano, miramos a la imponentes llamas, y rogando que se cumplieran, los lanzamos hacia en fuego. Las llamadas devoraron con rapidez nuestros pequeños deseos. Luego nos sentamos otra vez alrededor de la fogata. Los chicos se dispusieron a saltar las llamas. Uno detrás de otro cogía carrerilla y sobrevolaban las brasas. Yo les miraba impotente, sentada, con unas ganas locas de saltar, y un miedo aterrador de no conseguirlo. Me levante, y mire las llamas con admiración. Pero una decisión se formo en mi interior. Cogí carrerilla y me dispuse a saltar. Mis pies sobrevolaron las ardientes brasas, y la adrenalina recorría todo mi cuerpo. Cuando caí al otro lado de las llamas comencé a reír. Todo mi cuerpo de estremecía de emoción e impresión. Fue una sensación espectacular. Una de esas cosas que hacen que tu cuerpo vibre. La noche a cabo entre risas y alegría. Y yo sentada en la arena, espero que mi deseo se cumpla…